Nuevos datos muestran los límites de la vieja sabiduría del mercado y por qué mantener la inversión podría seguir siendo la mejor estrategia.
Con el inicio de mayo, los inversores se enfrentan una vez más al conocido dicho: “Vender en mayo y marcharse”. Esta estrategia de inversión estacional aconseja reducir la exposición a la renta variable durante los meses de verano, basándose en la idea de que los mercados tienden a tener un rendimiento inferior entre mayo y octubre. Los datos históricos del S&P 500 entre 1998 y 2025 respaldan parcialmente esta tesis. El índice registró una rentabilidad media del 6,6% durante el período noviembre-abril, en comparación con tan solo el 2,4% entre mayo y octubre. De hecho, la mitad de invierno superó a la de verano en el 77% de los años estudiados. Esta diferencia de rendimiento proporciona a la regla estacional una base estadística, aunque no una garantía total.
Los mercados se ven influenciados por mucho más que el calendario. En algunos años, como 2009 y 2020, mantenerse al margen del mercado durante el verano habría significado perderse importantes repuntes, en estos casos debidos a la crisis financiera y las caídas provocadas por la pandemia de COVID-19. Estas excepciones revelan que, si bien la estacionalidad puede destacar períodos de alto riesgo o volatilidad, no puede sustituir un análisis macroeconómico oportuno.
Al probarse como estrategia de inversión, “Vender en mayo” también resulta decepcionante. Una estrategia de compra y retención durante el mismo período de 27 años generó una rentabilidad acumulada del +469% (TCAC ~7%). La estrategia estacional de mantener solo de noviembre a abril generó un +338% (TCAC ~6%), mientras que invertir solo durante los meses de verano generó tan solo un +30% (TCAC ~1%). Los últimos años han inclinado la balanza aún más. Desde 2014, la exposición constante al mercado ha superado la estacionalidad, respaldada por un sólido respaldo político, bajos tipos de interés y un crecimiento resiliente de las ganancias.
Por lo tanto, si bien la estacionalidad genera volatilidad en el mercado, ser consciente de este hecho no debería impulsar las decisiones de forma aislada. Es importante que los inversores combinen el conocimiento histórico con la atención a las tendencias macroeconómicas contemporáneas, ajustando su exposición según sea necesario, en lugar de salir por completo cuando llega el verano.
Fuente: Finect